Juan Carlos López Medina | Mediador Familiar
El 19 de marzo debería ser un día de celebración para todos los padres, pero para muchos padres separados es un recordatorio de la discriminación y el sufrimiento que padecen tras una separación. En España, la desigualdad en los procesos de divorcio sigue dejando a los padres en una posición de inferioridad, relegándolos a un papel secundario en la vida de sus hijos.
La custodia exclusiva, aún predominante, impide que muchos padres puedan criar y educar a sus hijos en igualdad de condiciones. Y lo que es peor, en demasiados casos, las denuncias falsas se convierten en un arma destructiva que arruina vidas y destruye vínculos paternofiliales sin que existan consecuencias para quienes las interponen.
La sociedad presume de igualdad, pero en la práctica, el sistema sigue tratándolos como figuras prescindibles. A día de hoy, la custodia compartida no es la opción prioritaria, sino una excepción que los padres deben pelear judicialmente, mientras que la madre suele obtener la custodia de manera automática.
¿Por qué un padre tiene que demostrar constantemente que es apto para criar a sus hijos, mientras que la madre recibe la custodia casi por defecto? ¿Por qué no se establece la custodia compartida como la opción principal, tratándose cada caso de manera individual solo cuando existan circunstancias especiales?
No se trata de quitar derechos a las madres, sino de garantizar que los niños no sean privados de su padre sin justificación. Un divorcio rompe una pareja, pero no debería romper una familia.
A la discriminación en la custodia se suma un problema aún más devastador: las denuncias falsas. En demasiados casos, una simple acusación sin pruebas puede suponer la suspensión inmediata del contacto de un padre con sus hijos. Aunque con el tiempo se demuestre su inocencia, el daño ya está hecho.
Las denuncias falsas no solo destrozan la vida del padre, sino también la del hijo, que pierde a una de las figuras más importantes en su desarrollo. Sin embargo, rara vez tienen consecuencias para quien las interpone, lo que deja la puerta abierta a un abuso devastador.
El 19 de marzo no puede ser solo un día de felicitaciones vacías, sino un momento de reflexión y reivindicación. La custodia compartida debe ser la norma, no la excepción. Debe garantizarse por ley que los niños tengan derecho a convivir con ambos progenitores en igualdad de condiciones.
Además, es imprescindible tomar medidas contra las denuncias falsas, asegurando que quienes las utilizan como herramienta de venganza enfrenten consecuencias legales proporcionales al daño causado.
Los padres separados no piden privilegios, solo justicia. Ser padre no es un derecho que deba mendigarse ni un privilegio que pueda quitarse a voluntad. Es una responsabilidad inquebrantable que debe protegerse, porque cada niño merece tener a su padre presente, sin trabas ni condiciones injustas.
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