140 localidades de la provincia de Salamanca tienen el agua del grifo contaminada con pesticidas y plaguicidas

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Ángel Sánchez Corral, miembro del Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca.


Hace una semana había nada menos que 140 localidades de la provincia de Salamanca con el agua del grifo contaminada con pesticidas y plaguicidas cuyo origen es la actividad agropecuaria. Precisamente, este sector, tan importante en nuestra tierra, se ha movilizado en los últimos meses y una de sus principales reivindicaciones era que se eliminaran las trabas que impone a los agricultores y ganaderos la Unión Europea, al parecer, en connivencia con el “lobby ecologista”, identificando a éstos últimos como enemigos del campesinado.


Lamentablemente este envenenamiento del agua afecta a toda la gente, unas 10.000 personas, igualmente a quienes, furibundos, se manifiestan contra las normas ambientales y sanitarias, lo que evidencia que, en el barco del medio ambiente, el planeta que habitamos, estamos todos los sectores embarcados. Todos necesitan ese bien tan esencial que es el agua potable para vivir.


Nada hay más patriota que el que defiende el medio ambiente en el que habitan los españoles, las españolas y las personas migrantes que trabajan en el campo o la ciudad. Llevar banderas de España a las manifestaciones mientras se exige que se supriman las normas ambientales en materia de pesticidas, plaguicidas, etc.  no es signo de patriotismo, es esconderse detrás de un trapo para poder contaminar sin duelo nuestras aguas.


Todo el mundo necesita de una agricultura económicamente rentable, pero al mismo tiempo saludable y sostenible. Y eso pasa por fijar unos controles a la utilización de sustancias peligrosas, también para garantizar la salud de los hijos y las hijas de quienes se manifiestan contra el control de la contaminación por pesticidas, plaguicidas, nitratos y otros venenos. El campo está sumido en una grave crisis y es responsabilidad de toda la sociedad cuidarlo y apoyarlo -incluso con subvenciones, mamandurrias dicen algunos- para mantener un mundo rural vivo. 


Lamentablemente hay sectores políticos populistas que intentan sacar tajada de la situación por la que pasa el campo y pretenden hacer caja en las urnas prometiendo el paraíso a los ganaderos y agricultores. Los resultados saltan a la vista: un tercio de los municipios salmantinos tienen veneno en sus grifos. Ningún otro derecho o interés es más vital que el derecho a la salud y al medio ambiente saludable, y sobre todo al agua potable.


Sin esos derechos garantizados, ni la agricultura ni la ganadería podrán sobrevivir, ni la industria, ni los servicios, ni siquiera los políticos que se envuelven en las banderas de la patria para sacar tajada en el agro. Lo han demostrado en la Manga del Mar Menor que está literalmente pudriéndose en el fango de agrotóxicos mientras los turistas huyen despavoridos y aun así prometen ampliar los regadíos y la utilización de fertilizantes. Lo están demostrando en Doñana, arruinando el mercado de la fresa en Europa por la desecación de los acuíferos del parque y arruinando a las explotaciones cuyos regadíos sí  cumplen la legalidad.


Economía y Ecologismo no sólo son compatibles si no que sólo una actividad saludable es a medio plazo sostenible. Son precisamente los productos ecológicos los que están aportando un mayor valor añadido y podrán competir en un sector económico tan despiadado y dominado por las grandes corporaciones.


Por todo esto, la asociación Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca llama a los pueblos salmantinos a que se informen en las fuentes adecuadas, huyendo de los bulos que tanto han circulado en estos largos meses de campaña electoral y llama también a la movilización contra aquellas instituciones que, teniendo las competencias y la responsabilidad del abastecimiento de agua, no las ejerzan. Sin agua apta para beber y cocinar, lo tenemos todo perdido.

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