Como tratar a un menor después de una separación

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Una opinión de Juan Carlos López Medina. Presidente Nacional APFS


Las tasas de divorcios en España están en torno al 60%, lo que significa que 6 de cada 10 matrimonios terminan en divorcio. Muchos de estos matrimonios tienen niños y estos sufren directamente las consecuencias de la separación.


En las consultas de psicólogos es habitual tratar con niños cuyos padres se han separado. Pero realmente ¿qué nos cuentan los niños sobre el divorcio de los padres?


La mayoría se queja de que no se les ha explicado bien. No conocen los motivos, no saben por qué ha pasado, y echan de menos una conversación con explicaciones sobre la decisión de separarse sus progenitores.


Muchos de ellos se sienten solos y poco apoyados en el proceso. No tienen con quien hablar del tema (o no sienten la confianza o el espacio necesario para hacerlo), y se quejan de que sus padres tampoco les hablan a ellos sobre eso.


Se sienten culpables. A menudo, generalmente los más pequeños, piensan que han hecho algo mal, o que, por causa de su mal comportamiento, o sus malas notas, o simplemente por estar ahí, han tenido algo que ver en la ruptura de sus padres.


Casi siempre, y durante mucho tiempo, tienen el deseo y la fantasía de que sus padres vuelvan a estar juntos. Esto sorprende a muchos papás, porque tal vez los niños no se lo expresan abiertamente, pero es muy común, incluso años después del divorcio.


Llevan mal que uno de los progenitores hable mal del otro. Les duele profundamente. Escuchar descalificativos hacia alguien a quien queremos es doloroso.


A menudo se sienten en medio de una guerra, en un conflicto de lealtades. Sienten que, si muestran afecto o ganas por estar con uno, fallan al otro. Que hay dos bandos y que se coloquen donde se coloquen, fallan a una de las dos partes. Esto es especialmente dañino y doloroso para ellos. Asumen un exceso de responsabilidad que no les corresponde.


Como vemos el divorcio de los padres tiene un impacto importante en la vida de los niños, y sin duda depende en gran parte de cómo nosotros lo manejemos, hacerlo más llevadero para nuestros hijos.


¿Qué podemos hacer los padres para evitar todo esto?


En el momento de la separación, explicarles detenidamente lo que va a suceder. Darle información suficiente adaptada a su edad. Hacerles ver que estamos disponibles para responder sus dudas o hablar del tema cuando ellos quieran.


Preguntar cada cierto tiempo al niño sobre cuestiones relacionadas con la separación. No hay que sacar el tema todos los días, pero tampoco correr un tupido velo y hacer como si no pasara nada.


Dejarles claro que ellos no tienen nada que ver. Argumentarán que a veces os han visto discutir por diferencias educativas, por ejemplo. He de explicarles que eso es normal, que los papás a veces no están de acuerdo en cómo educar a sus hijos, pero que eso no es un motivo de separación. Han de tener muy presente que ellos no son responsables del divorcio. 


Cuidar mucho el lenguaje que usamos sobre nuestra ex pareja. No descalificarle ni criticarle delante del niño.


Transmitir al niño que tenemos muy claro que lo mejor para él es que se lleve bien y pase tiempo con ambos progenitores. Que queremos que disfrute y quiera y sea querido por su papá y por su mamá. Y que no nos “falla” ni nos quiere menos por querer estar también con el otro progenitor.


Hacerles ver que estamos bien cuando él se va con el otro progenitor. Que no nos sentimos solos, tristes, ni abandonados. Si hacemos eso, le estamos poniendo una terrible carga sobre sus hombros.


El divorcio tiene un fuerte impacto en la vida de los niños, y requiere un tiempo de ajuste hasta que se adaptan y todo se normaliza. Tener una actitud comunicativa, cercana, de apoyo y transmitir tranquilidad y confianza al niño es fundamental. Mostrar respeto por el otro progenitor y la relación que tenga con el niño, ayudará enormemente a que pase por este proceso de cambio de la mejor manera posible.


Todas las personas necesitan ayuda y compañía en alguna etapa de la vida. El divorcio de los padres, sobre todo en una etapa crucial como la adolescencia, es una de ellas. Incluso puede ser aconsejable (y hasta necesaria) la ayuda profesional de un psicólogo; es una posibilidad que debe permanecer a disposición del joven.


Hay que actuar con mucho afecto y protección en el caso de los adolescentes con padres separados, ya que para ellos no es una situación fácil de asimilar a nivel emocional y que, además, repercute en su seguridad y construcción de su autoconfianza.

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