Dos ofrendas florales en recuerdo de Serafín Holgado de Antonio, asesinado por el fascismo

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Miembros del Comité Provincial del Partido Comunista de Salamanca (PCE- PCCL) y de la Juventud Comunista, han realizado este domingo 24 de Enero, dos ofrendas florales en recuerdo del militante del Partido Comunista de Salamanca, Serafín Holgado de Antonio, asesinado el 24 de enero de 1977 en el despacho de abogados laboralistas de la madrileña calle de Atocha.


Este año, con motivo de la pandemia generada por la COVID-19, el Partido Comunista de Salamanca ha preferido no convocar actos públicos en recuerdo de Serafín Holgado y así evitar riesgos sanitarios, por lo que se ha optado por realizar dos ofrendas florales con asistencia reducida, una en la tumba de Serafín Holgado en el Cementerio de Salamanca y otra en la calle que lleva su nombre en el Barrio Blanco de Salamanca.


De este manera un año más, el Partido Comunista de Salamanca (PCE) ha recordado a Serafín Holgado de Antonio en el aniversario 44 aniversario de su asesinato, junto a otros cuatro militantes mas del PCE, que se encontraban reunidos en el despacho de abogados laboralistas de la calle Atocha en la noche del 24 de Enero de 1977.


En representación del PCE, Vicenccio Gómez Méndez Secretario Provincial del PCE en Salamanca, Virginia Carrera Garrosa, Concejala de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Salamanca y José Rodríguez Gómez, en representación de la Juventud Comunista, asistió Raúl Vázquez.


El atentado contra el despacho de abogados laboralistas de la Calle Atocha en Madrid.


En el año 1977, tres asesinos enviados por la dirección del franquista Sindicato Vertical, dispararon contra nueve militantes del Partido Comunista de España comprometidos política y profesionalmente con la defensa de los derechos de los trabajadores y el movimiento vecinal en Madrid. Asesinaron a cinco personas y dejaron malheridas a otras cuatro.


Los asesinos buscaban a Joaquín Navarro, sindicalista del sector del Transporte de Comisiones Obreras, que salvó su vida al irse unos minutos antes del despacho de abogados de la calle Atocha.


Los asesinos dispararon a quema-ropa contra los asistentes a una reunión de la Agrupación de abogados del Partido Comunista de España, que asesoraban legalmente al movimiento vecinal madrileño, y que mantenían en esos momentos una reunión de coordinación jurídica y política.


Murieron Enrique Valdelvira Ibáñez, Luis Javier Benavides Orgaz, Francisco Javier Sahuquillo Pérez del Arco, Ángel Rodríguez Leal y Serafín Holgado de Antonio. Fueron gravemente heridos Dolores González Ruiz, Alejandro Ruiz Huerta, Miguel Sarabia Gil y Luis Ramos Pardo

Con esa acción, la ultraderecha pretendía sembrar el miedo entre los hombres y mujeres que desde los juzgados y desde las calles forzaban pacíficamente el fin de la dictadura, a la vez de intentar provocar una reacción violenta de respuesta, que justificase paralizar el proceso de cambio político que la mayoría de la población demandaba.


El objetivo no fue elegido al azar. El despacho de Atocha era uno de los representantes del llamado “uso alternativo del Derecho”, es decir, el uso de los juzgados como escenario de denuncia política y social contra un régimen fascista que se resistía a morir. El “arma” de Atocha, como de otros despachos colectivos de laboralistas existentes en la época, eran las leyes y combatir su arbitraria aplicación.


El ataque contra Atocha, fue un ataque contra el Partido Comunista de España, contra Comisiones Obreras, contra el movimiento vecinal, pero sobre todo fue un ataque contra la esperanza.


SERAFIN HOLGADO DE ANTONIO. 


Nació en Salamanca en 1950 fue militante comunista y licenciado en Derecho por la Universidad de Salamanca. En su etapa universitaria destacó por su actividad política en el PCE y a su órgano de prensa “Mundo Obrero.”


En 1976, antes de finalizar sus estudios de Derecho, empezó a trabajar en el despacho de abogados laboralistas de la calle Atocha, dirigido por Manuela Carmena, que como otros despachos colectivos vinculados al PCE, asesoraba a trabajadores, asociaciones vecinales, y movimientos sindicales, especialmente a Comisiones Obreras. 


Su funeral en Salamanca, en el que participaron más de 15.000 personas con un silencio atronador, fue, al igual que el funeral en Madrid, la mayor reacción pacifica contra el fascismo desde la II República.


Como recogieron los diarios de Salamanca el día después de su asesinato, Serafín Holgado “era muy conocido en los medios universitarios salamantinos”, por “su desinteresado trabajo en pro de la clase obrera” y por “la actividad desarrollada a favor de unas aspiraciones democráticas que en todo momento impulsaron su trabajo…”

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